Verás, Alex, te escribí esto con cariño,
pensando en que deseo transmitirte un poco de tantas cosas que me haces sentir,
pero sé que esto no lo tomarás en cuenta, o no te importa qué sé yo; lo cierto
es que esta carta la escribo de corazón, letra a letra, y te escribo así, con
un poco de tristeza, porque no tengo
otra forma de hacerlo, solo me dejaste esa sensación de haberme estrellado tan
solo por querer decirte cuán importante eres para mí. Te quiero felicitar así,
por una carta, porque no puedo hacerlo como quisiera, como a veces sueño que
pasa, que es estando contigo para sentir que respiras cerca de mí, para sentir esos nervios como los
que me asaltan cuando estás ahí, conectado, y solo me queda conformarme con tu
foto puesta al lado de tu nombre en una ventana de conversación virtual. Hoy es
tu cumpleaños y tendré que decirte esto por internet, abatido y con
esa molesta sensación de que hice algo mal, como ya se me hizo costumbre. Hoy
no podré verte y darte un abrazo para poder acercarme a ti y, muy cerca de tu
oído, susurrarte ¡Feliz cumpleaños!
Este día todos te desearán lo mismo, tal vez uno que otro se salga de la
rutina y te diga algo original, pero yo no vengo a desearte nada, no hace falta que venga a desearte éxitos,
porque sé que tú mismo los buscas y los logras; tampoco te desearé bendiciones
porque tu ya estás bendito y eres la luz
de tus familiares, de tus mejores amigos y también, aunque suene exagerado y no
lo creas, eres una luz que me ilumina cuando te pienso, cuando me siento y
deseo con ganas poder cambiar tantas cosas del pasado para poder sentir que aún
tengo la oportunidad de algún día poder extenderte mi mano y ofrecerte un lugar
junto a mí, para siempre. O por lo menos intentar ese “para siempre”.
Pero esos temas ya están hablados y aclarados, no vengo a profundizar mi
tristeza, hoy solo vine a regalarte este pequeño mensaje para felicitarte,
también para decirle a Dios que le agradezco mucho que te haya enviado a este
mundo para que te haya conocido, porque eres una de las cosas más maravillosas
que tengo en mi vida. Y que me hacen sentir. Discúlpame si a veces explota mi
mal carácter, o no soy lo que deseas, pero siempre pongo lo mejor de mí para recordarte, o al menos brindarte una sonrisa. Una sonrisa
que me esmero tanto en devolverte porque tú me dibujas una cada vez que te conectas y tengo la
oportunidad de decirte “te quiero”,
porque no sé si mañana pueda hacerlo. A veces la vida nos lleva por el medio y
nos quedamos sin decir muchas cosas.
Por eso vengo a decirte FELIZ CUMPLEAÑOS, a celebrar por ti, por otro
año más y para poder dar gracias al cielo de que tengo 365 días más para no perder la fe de estar contigo algún
día, para no dejar de luchar por salir
de esta pantalla que no me da la felicidad completa y poder tener frente a mí, celebro
por otros doce meses más para pensarte, para imaginar lo que se sentiría
fundirme en tus ojos, en tus labios, o simplemente fundirme en un abrazo largo para
llenarme de paz entre tus brazos; por eso es que vengo a celebrar contigo, por
ti, por todo lo que me has hecho sentir, por esta tristeza que no vale la pena
pero que la siento con gusto porque sé
que la merezco, por cada palabra tuya que ha bastado para alegrarme el día.
Feliz cumpleaños Alexander y brindo por ti, porque vales mucho para mí, porque
me gustas desde el día que te conocí, por todo y por nada, porque aún tengo canciones para dedicarte y
muchas más sonrisas que devolverte. Feliz cumpleaños y ¡Salud! Gracias por
existir en mi vida.