13/3/10

Angelica

Después de atravesar la luz, más allá del tiempo, se alza imponente y orgullosa la estatua de la vida. Yace corroída y resignada de que aún puede tener vida eterna. Lejos, más allá de la selva de las sombras, atravesando ríos de sangre y bajo la sombra de dios, yace triste la mujer que debía ser la más bella. Estaba muerta y poseída por los alientos de la muerte, en sus pies descansan hermosas flores que dejan escapar hermosos acordes de luto mientras que despiertan inquietas y sonámbulas de horribles pesadillas. La niebla sube desde el averno, la luz de aquel lugar es solo la luna soberbia y roja que fulgura hambrienta de carne. Atravesé la luz de mi vida, solo para encontrar, decepcionado y triste, que la vida sonríe en la luz; y en la oscuridad llora desgarradamente sus desdichas. Después de atravesar la luz, mis alas llegaron más allá del tiempo, a donde descansa feliz y con el rostro deforme y triste la vida que una vez me perteneció.