9/8/11

El diario de Liv

      El año de 1943 dio mucho de qué hablar, se había conocido por fin la historia de Liv. Todos los medios de comunicación del país titularon en primera página lo que fue el primer hecho de los días más oscuros de aquella ciudad. Liv vivía con sus padres y su habitación estaba situada detrás de la casa, donde funciona el almacén de la librería de su padre. Liv vivió toda su vida entre aquellas rejas y, según el diario de Liv, nunca se sintió tan sola. Siempre se preguntaba porque nunca pudo jugar con los niños de su edad, o salir a pasear en un día de sol con sus padres. Solo se quedaba ahí, sola y triste, por donde se le escapaban los días sin ninguna otra actividad que escribir en su diario.


      Pero Liv nunca estuvo sola, ella siempre le hablaba de sus padres de Damián, el chico de diez años que le llevaba dulces para que no se sintiera tan sola. También le gustaba jugar a las adivinanzas con Johann y Johanna, los gemelos de la casa de enfrente. José Manuel, que le llevaba juguetes para que no se aburriera y Alison, su primo. Que de vez en cuando se escapaba y entraba al almacén para jugar con Liv. Pero Alison, un día de lluvia, le había dicho a Liv que se cuidara, que en esa casa había un monstro. Liv tuvo mucho miedo por su vida. Más aún cuando después de ese día Alison no regresó a verla. A partir de ese día Liv se quedó sola con Simi, su muñeca.


      Al cabo de unos meses, un lluvioso día de Enero, Liv había sido castigada por sus padres, se quedó sola con Simi a oscuras en el almacén. Liv recordó las palabras de su primo. Pero el miedo pudo más que la cordura y Liv comenzó a gritar. Destrozó las cajas, los libros viejos y todo lo que encontraba a su paso. Detrás del estante más viejo, en la parte más profunda del cuarto, había una escalofriante nota escrita con sangre en la pared que Liv no había visto antes y que decía: “Este es el destino de todos los traidores, esta es la bendición de Satanás”. Justamente debajo de la nota, boca abajo y lleno de moscas, estaba el cadáver de Alison. Los gritos de Liv no cesaron en toda la noche.


      El hecho se supo casi inmediatamente después que la policía levantara el crimen. Todos en la ciudad no dejaban de hablar de Liv. Y sobre todo, de su diario. Sus padres habían hecho creerles a todos sobre sus amigos Damián, Johann, Johanna y Alison. Era algo que todos lo tomaban con normalidad. Lo que no saben es que Liv nació con problemas psicológicos. Desarrollo esquizofrenia a los doce años y debido a sus problemas de conductas vivió confinada al fondo del almacén de la librería. Sus amigos fueron producto de su imaginación y todo lo que contaba en realidad nunca pasó. A pesar de que muchos de ellos pudieron haber existido. Liv inventaba todo de lo que oía decir a sus padres. Damian, de hecho, nació muerto y su mama era la mejor amiga de la mama de Liv. Johann y Johanna no eran gemelos en realidad, su tia había perdido a su primer bebe antes de saber el sexo y por eso Liv lo imagino con ambos sexos. José Manuel fue su hermano menor, pero murió a los tres meses y sus juguetes quedaron abandonados, sin usar. Por eso Liv lo imaginaba con tantos juguetes.


      Lo más triste de todo esto, es que el único que si existía era Alison, pero Liv lo mató el día que este le dijo que había un mostro en ese cuarto. Se referían a Liv y Alison tenía prohibido verla. Liv se sintió tan mal, que mató a Alison y no recordó lo que había hecho. Después de ese día Liv fue trasladada a un hospital psiquiátrico donde murió dos años después. Murió ahorcada y con unos extraños símbolos de tortura en el cuerpo. Hasta ahora nadie sabe cómo se los hizo. Si es que fue ella quien se los hizo.

2 comentarios:

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Jimena San Martín

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