21/10/11

La cuna y el demonio

      Cuenta la leyenda popular que Klara, esa misma noche de la ceremonia,  subió a acostar al bebe en su cuna,  lo dejó arropado y dormido. Estaba a punto de retirarse en silencio, cuando sintió una fría brisa que le erizó los cabellos de la nuca.   Al voltearse, Klara vio como se reunían alrededor de la cuna  los más horrendos y deformes demonios, uno de ellos gritó su nombre e hizo una cruz invertida  con sangre en la frente del bebé. Los otros se reían y vociferaban maldiciones en otros idiomas. Todos comenzaron  a agitar la cuna con tal brusquedad que Klara pensó que el niño se caería. Trató de correr hacia él pero sus piernas fallaron y cayó de rodillas, luego sintió como unos dedos largos y putrefactos le jalaba los cabellos. Una mano cadavérica le sostuvo la mandíbula y  la obligó a ver en dirección a la cuna. Su pequeño bebé yacía en el aire,  con los ojos en blanco y en posición mesiánica. Habló en una lengua extraña cuando dijo que bañaría de sangre cada rincón del mundo. Después un fortísimo trueno y un cegador relámpago el bebé casi cae de cabeza al suelo, pero  Klara logró sujetarlo antes de que cayera.   Estaba atónita y en shock. Sostuvo al bebé por un segundo y cuando vio su frente, la cruz había desaparecido, pero el niño tenía la expresión más torcida de maldad que jamás haya visto.

     Klara gritó y Alois subió de inmediato, vio a Klara en el suelo, con el bebé en brazos. ¿Qué pasó Klara? preguntó Alois. Entre llanto y espasmos solo logró decirle que había visto demonios, pero que todo estaba  bien, que a lo mejor fue una mala jugada de su insomnio.  Rato después el pequeño fue llevado a dormir con sus padres. Klara no sabía si decirle a Alois lo ocurrido, pensó que no le creería y se guardó aquel macabro suceso. A las pocas horas ya todo había pasado y el pequeño Adolf dormía plácidamente como una semilla de la flor maligna más negra que jamás se haya sembrado en los corazones de la humanidad. 





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