9/4/09

Incorporeo

Siempre era lo mismo, lo que la brisa le arrastraba hasta su cara, cuando lo tenía en frente o imaginaba tenerlo. Sus labios, sus ojos negros y profundos, inmortales y etéreos. Soñando con besarle  sentirlo dentro del alma, dentro de las venas. Sentirlo y saber que era cierto. Quitarse del cuerpo la sensación de siempre tocar el aire, la nada del espacio, las luces de la calle. Tocaba el aire aun teniéndolo en frente. La vida a veces es una puta, te pone al frente de tu gran amor y no se pueden tocar, solo verse y convertir caricias frustradas y besos en impulsos nerviosos y miradas tristes. No hay nada, solo las manos tristes movidas por el amor, traspasando las entrañas del viento para tocar a un fantasma, para tocar el aire. Para que? Para después dejarlo caer en lo más negro de la noche, en los más etéreos recuerdos que a veces, durante el día, suele traer la brisa.

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