17/4/10

Carta de un asesino



    Cuando se amontonan los recuerdos duelen, sobre todo aquellos que llegan desde el olvido. Olvidar cosas es exponerse a renacer de nuevo. Yo recordé que mi naturaleza es más que un simple juego. Recordé que soy un asesino.

    En estos días me compararon con alguien que no tiene alma, que destruye todo a su paso y que solo vive para calmar su sed. Yo les dije a ellos que no lo hicieran, porque estoy detrás del límite, mas allá de la franja que lo delimita todo. Les dije que soy un asesino y no me creyeron.

    La diferencia del asesino, es que cada paso esta calculado, cada movimiento esta planeado para lograr un fin, yo olvide durante mucho tiempo que no debo desobedecerme bajo ningún concepto, no debo ir en mi contra, porque yo soy mi peor enemigo, soy el único que puede destruirme. Mientras los monstruos van destruyendo todo a su paso, yo tengo la inteligencia para camuflarme entre el espacio y el tiempo. 

   Mientras los monstruos viven para saciar su sed, los asesinos viven para matar y hacer daño. Y yo lo he hecho. Mientras los monstruos destruyen, los asesinos usan ruinas, perfecciones, defectos, usan todo a su favor. Mientras los monstruos son ciegos, los asesinos vemos todo lo que hacemos. Los asesinos pueden entran, camuflarse y salir vestidos de oveja. Pero un día ese asesino fue mordido por un monstruo, se durmió en la puerta de alguna cueva, y allí quedo en el suelo. Ebrio, sucio, destruido y casi muerto por un monstruo (el tercero que logra morderlo). Por no hacerse caso el mismo casi lo matan.

  Decidí dejarlo allí, solo, integro en sus reglas y en sus convicciones. Lo deje dormido sin su alma. Porque la perdió en un momento de confusión. Pero como dije al principio, los recuerdos cuando se amontonan duelen, o peor aun, arden como el alcohol en una herida abierta. Los asesinos no somos ciegos, sabemos bien quienes somos, como actuamos y a donde vamos. A veces uno piensa que uno puede cambiar su mundo si nos transformamos en otra cosa diferente a nosotros, pero no es así. Los grandes hombres de la historia son aquellos que sin salir de su papel que le toca jugar en la vida, lo hacen de la mejor manera posible. Por eso son grandes. Son ellos mismos. El asesino que crea que puede huir de su naturaleza esta pensando la mayor idiotez de su vida. Ya basta de niñerías, asumamos lo que somos. Y no me comparen porque yo no pretendo ser igual a nadie.

  Yo soy y seré siempre un asesino. El asesino que ha decepcionado gente, que ha matado el cariño que le tienen, he ido a donde he querido ir, he tenido a quien he querido tener. He hecho valer mi dignidad en secreto y en público. Ya me canse de tenerle compasión a la humanidad. Dios no la tuvo con Adán y Eva y los castigo por ser ignorantes, yo no tengo porque tener compasión por nadie. Ni dios tiene moral para exigírmelo. El dolor que no tenia nombre, resulto tenerlo. Las cosas que son eternas son aquellas que estas destinadas a ser eternas. Ya comprobé que el sueño de aquel asesino no es eterno. Debí haberme visto tan patético y tan humillante siendo la caricatura de persona que era. No supe sino hasta ayer que toda esa farsa del corazón roto es la excusa que usan los débiles para cegarse y no ver lo que son y a donde tienen que ir. 

    El asesino esta despierto, esta expuesto de nuevo al mundo. Se levanto y seguirá caminando por entre ustedes, como muchos asesinos. Me detengo solo este pequeño instante, no para justificarme, porque no le debo explicaciones a nadie, sino para dejar ver por un momento la parte más pequeña del asesino. La parte más silente. Esta carta es solo la cicatriz de tres monstruos que han logrado morder al asesino

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