10/2/11

Teatro Gótico (La bendición)


Como una especie de ángel, hoy te dedico este teatro, esta obra sucia que hoy se despliega ante ti.
Un Jesús dijo:
Y se abrió la luz de pronto, pero  ya era demasiado tarde. Estaba lleno de luz e inocencia. En una de tantas noches, recuerdo, como solía pensar y extrañar esa caricia, ese amor tuyo. Esperaba con ansias esa mirada dulce, esa voz suave que me calmaba en las noches cuando aun lloraba sin saber el por qué. Y fue en una de esas noches, cuando se voltio tu mirada al infinito, al vacio que yace en tu corazón, cuando decidiste arrástrame al fondo de el. Y pensar que aquí está tu obra; muerta, sucia y difamada. Tus manos no tallaron oro sino un espejo. Un espejo recalcitrante y roto donde solo se refleja tu mano derecha, tu mano que según, es la mano más cercana a dios. Pero no fue así querida María, Jesús se hundió en tu tacañería, en tu necedad morbosa por la ambición, en tus culpas insanas que taladran y mutilan cada estrella de tu velo, cada lágrima, cada beso, cada caricia que se me hace ajena. Cada vez que tocas mi alma con tus groserías, alimentas tus remordimientos, como las ratas alimentan  su bajeza. Eres tan testaruda María, eres tan altanera por creer tu altar de oro impenetrable. Lástima que esa noche, cuando el olor de tu miseria se confundía con mi respiración, sentí la lengua viperina de tu alma. Esa alma cobarde, esa alma ciega de miedo que se esconde en el rincón y se defiende hundiendo a los demás.  Sobre tu almohada esta Satán dormido, lamiéndote en silencio. Eres tan ciega e impertinente María, que solo tus frustraciones empuñan el remordimiento de cada día. Solo eres eso, la madre de un Jesús que yace en las sombras,  la ilusa que por repugnante se cree atractiva. La luz de tu velo hiede a tinieblas. Te robas hasta el último brillo de mis ojos, como las rameras que se ensucian la carne para devorar el placer. Como esos demonios que te quitan de las manos la comida y la devoran insaciablemente. Tu amor besa y muerde María, tu seno es un millón de dagas sordas llenas de quejas, de lamentos, de frustraciones. Tú santidad está hecha de venenos, tú impecable imagen solo se descubre ante mí como una niña chillona y amargada, deforme de rostro y de alma, encerrada en una jaula vieja de vicios, cada vicio más feo y más inmundo que el otro. Eres solo eso María, eres solo un camino lleno de rosas que conduce al infierno.  Eres el origen solitario e insano de un Jesús que hace años, en una noche fría y mal sana, se regocijaba en el seno de una imagen que nunca existió, y que nunca existirá.

Y una María respondió:
He de retorcer la obra del poeta, que ya no sangrara más sus odiosas malcriadeces.

No hay comentarios: