10/2/11

No sé que sentir, menos sé como se llama esto.


Tengo ganas de  regalar mis libros, de hacer una pila de papeles con mis dibujos y notas y quemarlos, que el humo manche de negro  el techo y dibuje demonios (a ver si así consigo algo real al que pueda echarle la culpa).  Estoy intentando renunciar a todo,  estoy tratando de decir ya basta, de decirme en voz alta que no tiene que ser suficiente  tres meses, que admito que mi corazón hizo lo que le dio la gana a la velocidad de la luz y haciendo añicos el “indestructible” muro de orgullo que llevaba encima. Pero no puedo mentirme, ni si quiera tengo el valor para alzar la voz y decírmelo. (Te) admito todo y nada a la vez, ya con esto la respuesta es obvia y no hace falta convencerte de lo uno, ni de lo otro. Ya ni sé si mañana será igual o no. Antes al menos tenía la determinación de mandar todo a la mierda sin importarme un coño y seguir mi vida, pero contigo no puedo no hacer eso (Y conmigo tampoco, porque eso sería mandarme al demonio a mí mismo.) desde hace una semana veo amanzánate los días que llegan, siento como si en cualquier momento sacaran sus colmillos y se lanzaran sobre mi dejándome hecho carroña para zamuros. Es estúpido, lo sé, pero tú eres el que me tiene a mí, y yo no tengo nada. Yo lo único que tengo es esta metamorfosis a medio camino, esta transición entre yo  y otro yo distinto, otro yo que aprendió a calmar sus impulsos, otro yo que aprendió a ver mas allá de las palabras, otro Brian que siente distinto, que siente algo real y diferente. Otro yo que aun no está completo y que en cualquier momento puede fallar (te). Aun sabiendo todo esto, antier lo único que pretendía era darte ese regalo de saber que no estás pasando por pasar en mi vida, estas dejando tu huella. Estas  alumbrando la esquina del cuarto que permanecía oscura desde hace tiempo. No sé si leerás esto, o no. Pero igual prefiero llenar esta hoja de letras, que tener que llenar la almohada de lágrimas.  Hoy solo me nace el pedirte perdón por el beso robado, por ver una  sonrisa de complicidad nuestra, por pasar mis dedos por tu hombro cuando te creí dormido,  por tener miedo de decirte tantas cosas que me haces sentir. Hoy amanecí ajeno al mundo. Hoy siento que es el día donde siempre llegamos al punto de sentir que todo se nos viene encima, y que solo queremos tener  eso que más nos importa y sin pensar en que lo demás puede desaparecer. Hoy siento que esta metamorfosis se puede quedar en medio de la tormenta, y lo peor es que ya se están acabando los cigarros.

1 comentario:

Orquidea Gotica dijo...

esta publicacion me conecto en lo profundo, con lo que he estado sientiendo y fue la publicacion que me convirtio en tu seguidora, y he leido mas trabajos y cada vez me convenzo mas de seguirlos.