2/2/09

Venas

   Y así como el alba baña este mundo de luz todas las mañanas, el dolor y la ira contenida en un corazón puro también puede bañar de oscuridad y de venganza aquello que le rodea.
Y es que la luz solo existe cuando hay la oscuridad, los templos del dolor y la tristeza siempre los visitamos a menudo en nuestros sueños. Temores, angustias, deseos incumplidos... todo ellos se junta para formar un alma poseída por odio y por venganza.


   Un día, mientras vagaba en mis sueños, llegue a un extraño templo. Un templo donde las vírgenes lloran sangre, los santos solo son mártires de un mundo sin corazones. Y así vi como la luz existe gracias a la sombra. Era tan dulce aquel lugar, tan frio, tan gris que sentía una extraña sensación de cobijo. Como si la oscuridad me diera la bienvenida al lugar de donde nunca debí irme. Los grandes vitrales de aquel lugar eran con figuras desgraciadas, santos mutilados y odiando el haber nacido. Como todos los que obran para el bien, siempre sacrificando sus tesoros más valiosos, para la final vivir con la incertidumbre si el cielo será una buena recompensa por ello. De los rincones de aquel templo salía niebla, espesa y soberbia como la negrura de la noche que parecía estar vestida de luto para mi llegada. –aquí has vuelto por que debías regresar- . No supe quien era quien me hablaba. Y cuando volteé mi mirada hacia el altar de aquel templo, era el ángel más bello el que me hablaba. Su belleza me hizo caer en una especie de admiración. Esa noche escuche la historia más triste que jamás había oído en mi vida: “era en un lugar que fue primero en la tierra. Antes que roma, antes que Grecia y antes del Edén existía este lugar. Un valle de nombre muy sagrado que ningún hombre puede pronunciar por que ningún mortal merece ensuciarse la boca con tan sagrado nombre. 


   En una roca estaba sentado un ángel, esperando a ser líder de los ángeles. Y el dijo: hágase el viento tormenta, la luz oscuridad, y el día que sea devorado por mis alas y que su guardiana sea la luna, mensajera de tristezas y de desgracias. En ese instante el cielo volteo su rostro y mostro su ojos rojos, el viento azotaba la cara de aquel ángel. Mientras alzaba su espada hacia el infinito dejo caer su odio sobre la tierra. Y durante largos eones germino el odio y nació el primer jardín llamado Edén. El pecado se hizo presente y las primeras obras del creador fueron manchadas para siempre. No existe hombre en el mundo que no este manchado, Adán era de dios, y Eva era del diablo. Adán era la conexión entre Eva y dios, pero Eva era el camino que unía a Adán y al demonio. 


   Y así el pecado y los pasos del mal anduvieron por la tierra, nacieron grandes imperios, grandes culturas, y el mal seguía hay presente, pasando su sucia lengua viperina por el rostro de todos los que no tenia luz en sus ojos y los que no creían en las huellas mas allá del la muerte. y se hizo un templo de pecados y de malditos, un templo hecho de tristezas para los que no merecen luz, un templo de sombras donde todos los seres llegan y donde muy pocos saben salir de aquí, y los que salen acompañados, nunca mas vuelven a ver la luz.” Y de súbito, de los más negro del templo de donde salió el ángel, se levanto por sorpresa y odiosa una gran sombra.


   Sus ojos se clavaron en mi, y el ángel le dijo a la sombra: - eh hay tu alimento-. Mientras la sombra se acercaba escuchaba como me gritaba MALDITO, MALDITO!! Su voz era la de muchas personas juntas, gritando al unísono las maldiciones que la sombra me escupía. La sombra se acerco y dejando escapar millones de insectos de su boca, me llevo hasta su presencia. Sus hilos de filo mortal atravesaban mis venas, sus dientes negros iban taladrando mi cuello mientras mi cuerpo caía hecho pedazos al suelo.


   Y recuerdo que mi alma echa sombra caminaba hacia el abismo del infierno que nacía en los pies del gran altar del templo, justo delante de la silla donde reposaba la hermosura de aquel ángel. En un pequeño retazo de de tristeza volteé la mirada hacia el ángel y vi como dejaba su rostro, era el diablo en presencia quien me había hablado y contado aquella historia. Y riendo se alejaba, Y su risa invadía todo el templo, y sus alas alborotaban el dolor de las almas en pena que habitaban aquel santuario. Y desde la cripta que se levantaba a las afueras del templo un espejo dejaba escapar los miedos que buscarían más almas tristes, para luego darles la bienvenida al templo de las sombras. Solo cierra los ojos, y veras como la negrura del templo te lleva hasta la entrada del infierno.

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